Refugio en la Incertidumbre: El Hogar Manzanita y su Apoyo Vital para Menores no Acompañados en Spokane

Refugio en la Incertidumbre: El Hogar Manzanita y su Apoyo Vital para Menores no Acompañados en Spokane

En medio de políticas cambiantes y fondos inestables, un pequeño refugio en Spokane sigue siendo un salvavidas para niños migrantes que llegan solos. Aquí, encuentran algo más que vivienda: encuentran esperanza.

Una casa sencilla al norte de Spokane guarda muchas historias. Una mochila en el suelo. Un dibujo en la pared. Una cobija que huele a seguridad. Para los niños y adolescentes que llegan solos a Estados Unidos—muchos después de largos viajes llenos de miedo—el Hogar Manzanita ofrece más que refugio. Ofrece un respiro.

“Aquí es donde los niños pueden volver a sentirse como niños,” dice María López, trabajadora social en el centro. “Muchos de ellos no han dormido en una cama desde hace semanas. Algunos vienen sin saber si sus familias están vivas. Otros no tienen a nadie.”

Manzanita House forma parte de una red nacional de albergues para menores no acompañados, pero su tamaño y enfoque comunitario lo hacen único. Con solo 12 camas, el hogar trabaja estrechamente con abogados de inmigración, terapeutas y defensores de derechos infantiles para asegurar que cada menor reciba el cuidado y la representación legal que necesita.

Una Promesa Bajo Presión

En 2024, el Congreso propuso recortes masivos al presupuesto que incluían fondos para organizaciones como Acacia, una entidad nacional que canaliza dinero a centros como Manzanita. Aunque los recortes aún no se han hecho efectivos, el solo anuncio causó incertidumbre. Algunos hogares cerraron. Otros redujeron servicios. Pero Manzanita siguió firme.

“Nuestro nombre lo dice todo,” dice la directora, Carla Ramos. “La manzanita es una planta que sobrevive en suelos secos y difíciles. Así somos nosotros. Seguimos aquí por ellos.”

Uno de esos jóvenes es Emilio*, un niño de 13 años de Honduras que llegó sin familiares. Al principio, apenas hablaba. Con el tiempo, empezó a dibujar. Hoy, su cuaderno está lleno de volcanes, pájaros y personas con grandes sonrisas. “Me gusta aquí,” dijo en voz baja. “Es tranquilo.”

*Nombre cambiado para proteger la privacidad del menor.

Más Allá del Refugio

Además de comida, cama y ropa limpia, Manzanita House ofrece clases básicas de inglés, orientación cultural y apoyo emocional. Una voluntaria local enseña jardinería. Un grupo de jóvenes universitarios organiza noches de juegos. En cada actividad, el mensaje es claro: tú importas.

Pero el futuro del hogar sigue incierto. La amenaza de nuevos recortes bajo el llamado “One Big Beautiful Bill Act” pondría en riesgo los fondos que llegan a través de Acacia. Si se concretan, cientos de niños en todo el país perderán acceso a representación legal. En Spokane, eso podría significar el cierre del Hogar Manzanita.

Resistencia Silenciosa

Hasta ahora, Manzanita ha resistido. Parte de su fuerza proviene de la comunidad: maestros, donantes, iglesias y vecinos que creen en la dignidad de cada niño, sin importar su estatus migratorio.

“No pedimos mucho,” dice Ramos. “Solo queremos seguir haciendo lo que siempre hemos hecho: proteger a los más vulnerables. En un mundo tan ruidoso, a veces el acto más radical es cuidar.”

Un Lugar Donde Comienza la Esperanza

En el porche trasero del Hogar Manzanita, un columpio viejo se mece con el viento. Desde ahí, se escuchan risas. Son de niños que, por un momento, no son casos ni estadísticas. Son solo niños. Y mientras el país debate sobre fronteras, ellos encuentran aquí algo más profundo: pertenencia.